INMORTALIDAD?¿?¿?¿
El deseo de permanecer siempre joven o de la vida eterna ha atormentado a la Humanidad desde el momento en que se da cuenta de su condición de mortal, ¿por qué tengo que morir?, ¿no hay una manera de vivir más o para siempre?, a lo largo de la historia muchos hombres y mujeres lo han intentado, ¿alguien lo logró?. En culturas primitivas la sangre de animales siempre ha sido el portador de sus cualidades, por eso beberla las transfería al hombre. Así que beber la sangre (o comerse) a un hombre equivalía a absorber su "energía vital", que se añadía a la propia para prolongar la vida. De ahí el mito hace a los vampiros sedientos de sangre para permitirles vivir eternamente. Con el progreso de la civilización esta práctica evolucionó; al conocerse la función del hígado como órgano purificador de la sangre, parecía obvio que era él el que regeneraba la vida del individuo; así encontramos a este órgano como protagonista en la mayoría de los menús caníbales y de las recetas para prolongar la vida.
La condesa Isabel Bathory, de la nobleza rumana, tenía su propio método

Pero no todas las historias de la búsqueda de la inmortalidad parecen sacadas una película de terror. El aliento también ha sido considerado sinónimo de vida, se pensaba que con el último aliento se expulsaba el alma, y además el aliento divino daba vida. Por eso en la época romana, y según cuenta una inscripción de entonces en mármol, Claudio Hermippus aseguraba haber prolongado su vida hasta los 115 años gracias a aspirar de forma continuada el aliento de jovencitas. Cuanto más pasaba el tiempo más cuenta se daba el hombre que los métodos que había ido probando eran inútiles y que ninguno permitía prolongar la vida, así cada vez los sistemas eran más pintorescos y extravagantes.
El conde Cagliostro, noble nacido en Palermo en 1743, tenía una técnica "infalible" para regenerar el cuerpo y poder vivir más. La técnica intentaba reproducir el proce
so sufrido por los gusanos que se envolvían en su capullo de seda y renacían como mariposas, y si ellas podían hacerlo, nosotros también. Por eso su método consistía en desnudarse y tumbarse en una cama, envolver en una manta al individuo y dejarlo reposar durante un mes alimentándolo sólo con caldo de pollo. Cagliostro aseguraba que pasados unos días el individuo empezaba a perder el pelo y a caérsele los dientes hasta llegar a un estado de debilidad extremo, a partir del que se empezaría un proceso regenerativo que devolvería al infeliz sus dientes y pelo junto con la juventud. La ciencia corrobora la primera parte del experimento, la acción del escorbuto y la falta de ingestión de vitamina C harían que el individuo perdiera rápidamente el pelo y los dientes, sin embargo el resto del experimento no llegaría nunca a buen fin, y nadie más volvió a proponer tal barbaridad.
Otro de los grandes mitos de la inmortalidad es la búsqueda del Grial. En los siglos XII y XIII se formó el mito del Grial; este proceso consistió en cristianizar la tradi
ción celta existente. El primero que escribió una historia sobre la búsqueda del Grial fue Chrétien de Troyes, aunque quedó incompleta por al muerte del autor. Este primer relato, sin embargo, ni conserva íntegramente sus rasgos celtas ni tampoco propone una interpretación cristiana. Poco después del relato de Chrétien, Robert de Boron, escribió una trilogía en a que se argumenta de manera definitiva el sentido cristiano al mito. Su historia transcurre en tiempos de José de Arimatea y el Grial es el vaso en que se recogió la sangre de Cristo. En la edad media, las historias servían para educar a quienes las oían. Así, no es de extrañar que uno de los motivos de las cruzadas fuese hallar el santo Grial que, según decían, confería la inmortalidad o curaba a quién bebía de él.
Otros métodos también quisieran imitar a la naturaleza, intentando partir de cero para "nacer de nuevo". Cuenta la historia que en Toledo, allá por el año 1434, vivía Don Enrique de Villena, escritor y nigromante, que sintiendo cerca la hora de su muerte llamó a su criado negro en el que confiaba plenamente y le dio las siguientes instrucciones: que nada más morir le descuartizara minuciosamente y metiera sus restos en una cuba preparada con una extraña pócima, la cuba se hallaba escondida entre un montón de estiércol que daría calor al preparado. Y para que nadie
notara su ausencia el criado llevaría el sombrero de su amo durante los nueve meses que duraba el experimento, con él el criado adquiriría el aspecto de su amo y nadie notaría su muerte. Y así fue, y el criado se paseó por Toledo con el sombrero durante meses y todos creían ver al amo, pero cierto día se encontró de bruces con una procesión del viático a la que no pudo esquivar, y mientras pasaba el sacerdote con los santos óleos todos se iban descubriendo, menos el criado. Pero un vecino indignado por la irreverencia le quitó el sombrero y entonces todos vieron de nuevo al criado negro. Fue conducido ante el Santo Oficio acusado de brujería y de matar a su señor, ante lo que no tuvo más que confesar lo ocurrido y conducir a la Santa Hermandad hasta el estercolero en el que se escondía la cuba. Estos, convencidos que allí obraba más el diablo que Dios, rompieron la cuba y se derramó sobre el suelo un líquido viscoso en el que flotaba lo que parecía un feto de pocos meses. Muy parecida historia se cuenta de un brujo de Gottinga durante el siglo XVIII llamado Johannes de Philadelphia, conocido entre la nobleza por sus trucos de magia y encantamientos. Murió en 1777 rodeado de misterio y se encontró en un tonel que se abrió a destiempo en el que habían metido sus restos un embrión humano a medio desarrollar. La pócima que se metió en estos toneles sigue siendo un misterio, pero casos similares de extraños elixires se encuentras diseminados por toda la Historia. Un tratado atribuido a Paracelso titulado "De Tinctura Physicorum" (la tintura de los físicos) que data de 1570, habla de una extraña pintura con la que los médicos egipcios habrían vivido hasta 150 años. Si bien es cierto que en la edad media comienzan a venderse elixires milagrosos de manera ambulante por todos los rincones de Europa, también es la época en la que la alquimia florece para transformarse más tarde en química. La alquimia tuvo dos metas principales: la piedra filosofal con la de convertir los metales en oro y la búsqueda del elixir de la vida. Eran corrientes por el siglo XVI y XVII las historias de rejuvenecimientos súbitos entre los alquimistas y las prolongaciones antinaturales de sus vidas, todo gracias al llamado oro potable o elixir de la larga vida, que sería la disolución de la Piedra Filosofal en agua destilada, capaz de eliminar de manera selectiva el agua pesada de los tejidos haciendo que estos no envejecieran. Consumiendo una gota del elixir cada seis meses se provocaría la eliminación de todas las toxinas del cuerpo, luego se caerían la uñas, dientes y cabellos que más tarde se recuperarían como nuevos, al cabo del tiempo se iría perdiendo la necesidad de comer y la de evacuar, siendo suficiente la transpiración para eliminar líquidos. Esa sería la causa de que se supiera la fecha de nacimiento de muchos alquimistas pero no la de su muerte.
El alquimista más conocido fue el célebre Saint Germain, que empez
ó sus andanzas por este mundo en el siglo XVIII. Voltaire escribía sobre él a Federico II de Prusia que era un "hombre que nunca muere y conoce todas las cosas". Su primera aparición histórica data de 1743 en Londres, donde empezaron a correr rumores de que era mucho más viejo de lo que aparentaba. Como era conde se codeaba con la nobleza y hablaba de hechos históricos de siglos pasados con tal cantidad de datos y detalles que parecía haber sido testigo ocular, de hecho decía haber conocido a Julio César y a Poncio Pilatos. Se cuentan diversas anécdotas suyas, una de ellas habla del encuentro en casa de Madame Pompadour con la condesa Gerhy cierto día de 1750, la cual había estado 50 años antes en Venecia cuando su marido era embajador de dicha República. La condesa se acercó a Saint Germain y le preguntó:

Otro de los grandes mitos de la inmortalidad es la búsqueda del Grial. En los siglos XII y XIII se formó el mito del Grial; este proceso consistió en cristianizar la tradi

Otros métodos también quisieran imitar a la naturaleza, intentando partir de cero para "nacer de nuevo". Cuenta la historia que en Toledo, allá por el año 1434, vivía Don Enrique de Villena, escritor y nigromante, que sintiendo cerca la hora de su muerte llamó a su criado negro en el que confiaba plenamente y le dio las siguientes instrucciones: que nada más morir le descuartizara minuciosamente y metiera sus restos en una cuba preparada con una extraña pócima, la cuba se hallaba escondida entre un montón de estiércol que daría calor al preparado. Y para que nadie

El alquimista más conocido fue el célebre Saint Germain, que empez

- Caballero, ¿tendríais la bondad de decirme si vuestro padre residía en Venecia en 1700? - No señora -respondió el conde- pues hace mucho más tiempo que perdí a mi padre. Era yo quien vivía en Venecia a finales del siglo pasado y a comienzos del presente. Tuve entonces el honor de haceros la corte y vos tuvisteis la bondad de elogiar algunas barcarolas compuestas por mí y que cantábamos juntos. - Perdonad mi franqueza, pero eso no es posible. El conde Saint Germain de entonces tenía 45 años y vos no representáis más edad en estos momentos. - Señora, -contestó esbozando una sonrisa- soy mucho más viejo de lo que suponéis. - Según esa cuenta, deberías tener más de 100 años. - Es posible que los rebase... Los que conocieron al conde notaron que nunca parecía cansado, que jamás se le veía comer ni beber a pesar de los innumerables banquetes a los que asistió y nunca se interesó sexualmente por las mujeres. La fecha oficial de su muerte es la de 1784, en el castillo de Landgrave de Carlos de Hesse-Cassel, y en ausencia de éste. Muchos dicen no tener pruebas de su fallecimiento. A partir de esa fecha se asegura haberle visto en distintos lugares y en diversas épocas: 1785 en Rusia, 1792 en París, en 1867 en una reunión de la Gran Logia en Milán, en 1896 la teósofa Annie Besant dijo haberse encontrado con él, y en muchos más lugares y fechas hasta bien entrado nuestro siglo (por cierto hijo del último rey de Transilvania, Ferenz II).
Es célebre la historia de los "siete durmientes de Éfeso", que se refugiaro


En Egipto extraían el cerebro y las vísceras de los reyes muertos y embalsamaban los cuerpos para enterrarlos bajo las pirámides, siempre en una búsqueda de la inmortalidad. L

Embriagados por las recientes promesas de los milagros de la

En medio de todo este optimismo sobre el potencial de la tecnología, la pregunta es: ¿por qué la inmortalidad física? Piensa por un minuto en tus recuerdos de antes de nacer. Algo difuso, ¿no es cierto? La oscuridad perpetua, la nada y el olvido son buenas formas de describir el vacío prenatal. Bien, esto es exactamente lo que los inmortalistas esperan tras la muerte. Frente a esto, la inmortalidad física es una alternativa bastante atractiva. La inmortalidad física no sólo beneficia al individuo. “Cada uno de nosotros lleva un complejo universo de conocimiento, experiencias vitales y relaciones humanas”, dice el investigador en nanotecnología y escritor Robert A. Freitas. “Casi todo este rico tesoro de información se pierde para la humanidad con nuestra muerte”. Freitas identifica de forma arbitraria en una ecuación la cantidad de conocimiento que acumulamos con la que cabe en un libro. Considerando que cada año mueren unos 52 millones de personas y en la Biblioteca del Congreso americano hay más de 18 millones de ejemplares, tenemos una verdadera crisis de pérdida de conocimiento. “Cada año permitimos la destrucción de un conocimiento equivalente a tres Bibliotecas del Congreso”. ¿Convencido? Si esto no es suficiente para que ya corras a por las multivitaminas, considera esto: sin la inmortalidad física, tendremos problemas a corto plazo. “La preocupación por el modo en que salimos de este mundo se está quedando pequeña al lado de la creciente certeza de que no hay nada después”, nos sugiere David Nicholas, autor del artículo “Inmortalidad: la última frontera de la libertad”. “Sin la posibilidad de continuidad se trunca la perspectiva y el pensamiento a corto plazo domina en un mundo de invernadero”.
A pesar de los argumentos, puede que nunca demos una respuesta completamente satisfactoria a la pregunta ¿por qué la inmortalidad física? Es del mismo modo imposible probar la conclusión de que la muerte equivale al olvido. Persisten sin embargo los inmortalistas, atacando a menudo la fe en una vida sobrenatural después de la muerte al tiempo que promueven los valores de la inmortalidad física. “Negada la posibilidad de supervivencia a través de la agencia sobrenatural secular, el hombre occidental ha sido dañado psíquicamente ”, dice Nicholas. “La prolongación de la vida parece sin sentido y absurda, y el miedo a la muerte y la nada reposa justo bajo la superficie de la conciencia diaria”. “Los sueños ancestrales de inmortalidad pueden no haber estado equivocados pero dependían más de la fe que de hechos”, continúa Nicholas. “El progreso científico comienza ahora a permitir que la inmortalidad personal se traiga al menos dentro de las fronteras de la especulación práctica”. Algunos, y de forma notable el máximo asesor del ex presidente norte americano George W. Bush en materia bioética, Leon Kass, intentan prevenir las manifestaciones de esta especulación. Kass resulta el perfecto antagonista para la saga de inmortalistas. Como escritor y orador excepcional, consigue retorcidas acrobacias filosóficas cantando las alabanzas de una muerte con justificación moral”. En su libro Vida, Libertad y la Defensa de la Dignidad, Kass no deja dudas sobre sus convicciones, escribiendo “Tras un tiempo, no importa lo sanos que estemos, no importa el respeto y posición social que ostentemos, casi todos nosotros dejamos de mirar el mundo con ojos nuevos. Pocas cosas nos sorprenden, nada nos conmueve y la justa indignación ante la injusticia muere”. Kass no es el primero que sugiere esto. En el fondo, la vida eterna parece completamente antinatural, y la muerte deseable. Los inmortalistas llaman a este tipo de razonamiento pensamiento “mortalista”. Alan Harrington, autor de ciencia ficción, dijo una vez que “morimos antes de morir” y nos suicidamos “a plazos”. Pero mirar a la religión no es la respuesta. “Solo podemos tramar nuestra libertad desde la muerte, no rezando por ella”, dice Harrington. Y la inmortalidad no tiene que ser suave. “Habiendo inventado a los dioses podemos convertirnos en ellos”, sugiere Harrington. Tal vez se les puede objetar a los inmortalistas que están demasiado pronto en un mundo que abraza a la muerte como una bienvenida liberación. Pero adelantarse es un problema al que las mentes avanzadas han tenido que enfrentarse históricamente. ¿Mirará la humanidad atrás dentro de 100 años para llamar a los inmortalistas visionarios o cómicos? Nos veremos en el 2103 para saberlo(jeje).
(...) m voy a jugar fut ya continúo el artículo (...)
Almeja (Ártica islándica) de 400 años de edad

Cuando este animalillo iniciaba su andadura era la Dinastía Ming la que reinaba en China. Felipe expulsaba a los moriscos. Shakespeare culminaba algunas de sus obras más emblemáticas, como 'Otelo' o 'Macbeth'. "Don Quijote" veía la luz en España. En Europa se libraba la Guerra de los Treinta .

Para determinar la edad de la almeja los científicos han contado los anillos de crecimiento que se forman anualmente su concha. Es el mismo sistema que se utiliza para saber la edad de los árboles, en este caso por los anillos de sus troncos.
El aumento de los anillos está relacionado con las condiciones ambientales que rodean al molusco, como
pueden ser la temperatura del agua, los niveles de salinidad o la disponibilidad de alimento.

Para ello primero se corta la concha longitudinalmente desde el umbo (parte anterior) hasta la parte posterior y esta sección se incluye en metacrilato. Se pule y se observa a la lupa con iluminación posterior.
Aunque la almeja Ming ha sido, sin duda, el animal vivo de más edad, hay
otros animales que viven muchísimos años. La más longeva en el reino animal es la esponja marina Ceratoporella Nicholsoni que puede vivir más de mil años. Podemos citar además, la famosa tortuga Harriet, que perteneció a Charles Darwin y ya tiene la friolera de 175 años; el chimpancé ‘Cheeta’ de las películas de Tarzán, con 75 años; los peces de colores (goldfish) que pueden vivir 45 años.

Hay otros seres vivos más longevos. Por ejemplo el árbol “Pinus longaeva”, que habita en las montañas de Nevada (Estados Unidos) puede vivir 5.000 años de edad. La secuoya gigante de California llega a los 3.000 años. Ahora sólo queda averiguar a qué se debe su extraordinaria longevidad. Una de las hipótesis es que podría haber desarrollado un sistema que resiste los daños celulares que causa el proceso de envejecimiento. El hecho de que el "podium" en longevidad animal esté ocupado por tres almejas tiene intrigado a los científicos de la Universidad de Bangour (Gales, Reino Unido), que creen que esta especie puede haber desarrollado sistemas de defensa excepcionalmente eficaces contra los procesos degenerativos asociados a la edad.
¿Cuál es la causa del envejecimiento?
En la actualidad existe una gran cantidad de teorías científicas que pretenden explicar el envejecimiento. Todas ellas cuentan con un apoyo más o menos importante por parte de la comunidad científica y están constatadas por datos empíricos. A continuación vamos a exponer algunas de las teorías más representativas, aunque no hay que olvidar que existen muchas otras.
Se apoya en el hecho de que conforme envejecemos se va produciendo un deterioro progresivo, tanto cuantitativo como cualitativo de nuestro sistema inmunológico (SI). Este proceso se conoce como Imnunosenescencia y va mermando la vitalidad del organismo en dos aspectos: por un lado se produce una menor capacidad de defensa contra los agentes patógenos que provocan infecciones; por otro lado, el SI va presentando una menor capacidad para discriminar entre lo propio y lo ajeno. Este segundo aspecto es importante, porque se produce un aumento significativo de las enfermedades autoinmunes. Aunque numerosos datos científicos apoyan esta imnunosenescencia, hay algunas objeciones: no se puede aplicar a algunas especies que carecen de SI o es muy distinto al de vertebrados. Los cambios en la conformación de algunas proteínas con la edad, pueden ser los causantes del aumento de los procesos autoinmunes. Además, el SI está regulado por el sistema neuro-endocrino, cuya disfunción podría provocar su degeneración. Este es un buen ejemplo de la dificultad que se produce en ocasiones para diferenciar entre causa y efecto: ¿El deterioro del SI es la causa de los procesos del envejecimiento, o es el reflejo de otros procesos fundamentales como una disfunción en el sistema hormonal o neural?
Teoría Neuroendocrina del envejecimiento
El deterioro del sistema de supervivencia y homeostasis de las neuronas y hormonas, juega un importante papel en el proceso del envejecimiento. No hay ninguna parte del cuerpo que actúe aislada del sistema neuro-endocrino (SNE) y numerosos datos demuestran que se produce una pérdida de neuronas y células endocrinas con el transcurso de los años. Al igual que en la teoría anterior, los principales inconvenientes de esta teoría son: primero, la falta de universalidad, ya que no todos los organismos presentan un SNE complejo; segundo, que los cambios producidos en el SNE pueden ser el resultado en cambios básicos que ocurren en el genoma de las células con la edad.
Su concepto central es que la acumulación de un número suficiente de mutaciones en las células somáticas, produciría el deterioro fisiológico característico del envejecimiento. Está basada en experimentos realizados en cultivos celulares, donde se observa un aumento de irregularidades en los cromosomas conforme aumenta el tiempo vida de las células. También se observa una disminución en la esperanza de vida de dichas células al aumentar de forma artificial las mutaciones, irradiando con neutrones.
Teoría de las telomerasas
Un equipo de biólogos de Nueva York del Cold Spring Harbor Laboratory y la Universidad de
Mc Master de Canadá, descubrieron que unas células humanas llamadas fibroblastos pueden
dividirse aproximadamente cincuenta veces cuando se mantienen en cultivo. Los cromosomas,
estructuras en las que se organiza el ADN, pierden en cada división celular entre cinco y veinte fragmentos de una región situada en los extremos llamada telómero. En el momento en que la célula se dispone a dividirse, el ADN es desplegado, copiado y compactado con el fin de dotar con un juego de cromosomas completo a cada una de las células hijas. La enzima polimerasa
encargada de la replicación, no es capaz de copiar enteramente las dos hebras de ADN ya
que tiende a omitir nucleótidos en uno de los extremos de las nuevas cadenas. En cada replicación, el ADN de nuestras células pierde un poco de su longitud y son precisamente los telómeros los que sufren esta lenta erosión. De esta forma, cuando un telómero se hace demasiado corto, la línea celular acaba debilitándose, deja de dividirse y muere.
Teoría del Reloj Celular
Nuestras células responden a un programa vital, cuya información

¿Una sola teoría?
Las teorías expuestas son sólo una representación de las muchas que han surgido en los últimos años sobre los motivos y las causas del envejecimiento. Cada una de ellas es una pieza del complejo rompecabezas del envejecimiento. Entonces, ¿existe alguna teoría básica que sea capaz de explicar todos y cada uno de los procesos involucrados en la senescencia de los seres vivos? Hasta el momento, la respuesta es no. Pero hay una teoría que cobra cada vez más importancia en el panorama científico:
¡Envejecemos porque nos
oxidamos!
Teoría del Estrés Oxidativo
Según Vijg y Müller: La teoría gerontológica de los radicales libres propuesta por Denham
Harman en 1956 aún ofrece la explicación más atractiva de un mecanismo general responsable
del envejecimiento. La diferencia es que mientras en 1969 sólo había cien trabajos publicados
sobre radicales libres, envejecimiento y enfermedad, la cantidad au

y será ahora mucho mayor. Efectivamente, en febrero de 2006, el buscador científico Pubmed nos indica que solamente en el último año, se han publicado 800 artículos relacionados con los radicales libres, el envejecimiento y las enfermedades. El total hasta ahora es de unas 20.000 publicaciones. Los radicales libres son átomos o moléculas con un electrón desapareado o libre. Son especies altamente inestables y reactivas, ya que tienen una gran avidez por recuperar ese electrón, uniéndose con otras moléculas de diferente naturaleza, alterándolas o destruyéndolas.
En el metabolismo normal de la célula, se producen multitud de Radicales Libres de Oxígeno
(ROS, Reactive Oxygen Species.) en el interior de la mitocondria. Este orgánulo, además de
muchas otras funciones, es la central energética de la célula. Produce ATP, que es la moneda
energética de la célula, en una compleja maquinaria enzimática. Dicho proceso produce inevitablemente ROS. Éstos son muy peligrosos ya son capaces de unirse tanto a lípidos, afectando a las membranas de las células, como a las proteínas, e incluso al ADN, provocando mutaciones. Según el autor de esta teoría, la gran paradoja es que necesitamos que se generen estos productos, que a la misma vez son los causantes del envejecimiento y la muerte de los seres vivos: La vida surgió como resultado de reacciones de radicales libres, seleccionó reacciones de radicales libres para jugar un papel en el metabolismo y aseguró la evolución empleando estas reacciones para causar las mutaciones y la muerte Denham Harman. Recientemente, se están centrando las miradas en la mitocondria, ya que es el orgánulo más
expuesto a los ROS. Según J. Miquel, haciendo una revisión de la teoría de Harman, la causa de la apoptosis celular, la muerte programada de las células, está íntimamente relacionada con la destrucción de las mitocondrias.
La célula, no obstante, no se encuentra totalmente indefensa ante los terribles ataques de
los ROS, ya que presenta una compleja y eficaz maquinaria antioxidante. El problema es que
poco a poco, los daños van siendo cada vez mayores.
¿Terapia anti-envejecimiento?
El envejecimiento es, en conclusión, un complejo puzzle formado por piezas genéticas, hormonales, inmunológicas y bioquímicas, estrechamente entrelazadas e indivisibles. Entonces, ¿por qué resulta más interesante una teoría como la de los radicales libres sobre todas las demás? Simplemente, porque actualmente se sabe como combatir a los radicales libres, al menos en parte. Quizá en un futuro, mediante ingeniería genética o nanotecnología, podamos abordar las causas genéticas, evitando las mutaciones o las delecciones sobre los telómeros. También existen investigaciones sobre terapias hormonales, para contrarrestar los cambios que se producen en las concentraciones de hormonas durante la senescencia. Pero hasta el momento, no se ha conseguido descifrar por completo la complejidad del sistema neuroendocrino, con todo su entramado de hormonas, neurotransmisores, precursores, inhibidores y activadores. La modificación de los valores de un solo componente del SNE conlleva una cascada de modificaciones sobre todo el sistema, con consecuencias inesperadas, y que en ocasiones suponen un riesgo mayor que el propio envejecimiento. En cambio, el uso de algunas sustancias antioxidantes es relativamente seguro, evitando los efectos de los ROS. Como consecuencia se retrasan o soslayan algunas de las enfermedades asociadas al envejecimiento.
Incluso algunos estudios experimentales con animales han demostrado que los tratamientos
con sustancias de alto poder antioxidante son capaces de aumentar la esperanza de vida de los sujetos. Además, es posible con dietas que tienen como elemento común la restricción calórica, una disminución de la producción de radicales libres sin recurrir a la toma de sustancias exógenas. Incluso, únicamente evitando el excesivo consumo de proteínas, típico de nuestra sociedad del bienestar, se puede frenar de forma importante tanto la producción de ROS en la mitocondria, como lesiones que se producen en órganos como hígado y riñón, también asociados al envejecimiento.
Relacionado con aspectos de la lucha contra los efectos de la senescencia, se ha introducido recientemente el término geroprotector, que significa Protector del envejecimiento y a diferencia de los medicamentos geriátricos, que se suministran a los individuos ancianos para paliar algunos síntomas, los geroprotectores están destinados individuos en edad joven o adulta para retrasar o impedir su aparición.
Existe una larga lista de sustancias geroprotectoras sobre las que se está trabajando, con un mayor o menor grado de desarrollo y efectividad: Antioxidantes, agentes quelantes y lathyrogenos, succinato, drogas neurotrópicas, inhibidores de monoamina oxidasa, glucocorticoides, hormonas sexuales y de crecimiento, melatonina, preparaciones comerciales de extracto de péptido de pineal (epithalamin R), inhibidores de proteínas, immuno-moduladores, inhibidores de la lipofucsina, etc. Estas sustancias están destinadas a actuar sobre aspectos de todas las teorías actuales en envejecimiento y son un claro ejemplo de que existe un trabajo real y un esfuerzo importante por parte de la comunidad científica. Pero esto nos lleva a una última e inevitable pregunta:
¿Se debe impedir o tratar el envejecimiento como si de una enfermedad se tratara, como afirma el premio Nobel de medicina Claude Bernad?
En la actualidad se está produciendo un gran aumento en el número de personas mayores en los
países desarrollados. Este aumento de la esperanza de vida incrementa de forma preocupante los problemas de salud asociados a la edad: enfermedades cardio-vasculares, neurodegenerativas, autoinmunes, cáncer, menor resistencia a las infecciones, diabetes, etc.. Por esta razón, los esfuerzos de la medicina preventiva y la geriatría van destinados a mejorar la calidad de vida. Esto no implica alargar la vida, sino retrasar la aparición de los efectos indeseables del envejecimiento en la medida de lo posible. Nos hallamos cada vez más cerca de comprender y combatir la senescencia, y quizá en un futuro retrasemos significativamente la venida de la muerte. Puede que la última pregunta que debamos formular sea:
países desarrollados. Este aumento de la esperanza de vida incrementa de forma preocupante los problemas de salud asociados a la edad: enfermedades cardio-vasculares, neurodegenerativas, autoinmunes, cáncer, menor resistencia a las infecciones, diabetes, etc.. Por esta razón, los esfuerzos de la medicina preventiva y la geriatría van destinados a mejorar la calidad de vida. Esto no implica alargar la vida, sino retrasar la aparición de los efectos indeseables del envejecimiento en la medida de lo posible. Nos hallamos cada vez más cerca de comprender y combatir la senescencia, y quizá en un futuro retrasemos significativamente la venida de la muerte. Puede que la última pregunta que debamos formular sea:
¿Quieres vivir para siempre?
2 comentarios:
Esta pagina esta buea..pra nivel prescolar..maternal 1... odabia un d primaia....hasta nivellicenciatura ...pero algo que no requiera cerebro como aministracion...
Est buna est pagina....buen titulo... esta intresante hast dondellevo jjajaja...leanla esta chida...
Publicar un comentario